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Tensión superficial (Segunda entrega)

Desde Tingo María emprendimos un viaje Rubén, Marta y yo con destino a Ecuador. A Marta le iba a caducar el visado, ya que a su entrada sólo la habían concedido para tres meses, y tenía que salir del país para que le dieran otros tres meses al volver a entrar. Con ese destino final pero varias posibilidades intermedias, decidimos que nuestro primer campamento base serían las playas de Chiclayo.

Y lo serían, pero entre medias nos esperaba el viaje más heavy que he hecho y espero hacer. El primer tramo fue Tingo María-Tarapoto. Subiendo hacia el norte por ceja de selva, en una ranchera, 8 horas, con un conductor amante del rally. De hecho, cuando quedaban 2 horas nos dijo que nos dejaba con otro conductor, que a él, la pista (asfalto) que empezaba entonces, le daba sueño. El tío se notaba que pilotaba, y ese es el término, porque aunque controlara el coche, no siempre lo hacía con las cuatro ruedas. Y hay que detallar que eran caminos de barro, donde estos no cruzan los ríos, sino que son los ríos los que los cruzan, en mitad de la selva, lloviendo, con guaicos (derrumbes) y unas caídas digamos que importantiiiisimas! Ahora me rio, pero se te arrejunta el esfínter anal de una manera asombrosa. 

Está es una vista del sitio donde desayunamos a mitad de trayecto. Yo tomé un platazo de arroz con chancho (cerdo) y un mate. Por si nos quedamos tiraos en mitad de la jungla...


Pero cuando realmente creí perder la posibilidad de defecar sin necesidad de cirugía, fue cuando, alcanzando una disparatada configuración en el coche (una pareja de pinta sospechosa en el maletero con nuestras maletas, los tres gringos en el asiento de atrás, y tres tíos en la parte delantera, uno dormido contra el cristal, otro literalmente contra el conductor, y éste disfrutando con gesto impasible de la conducción), nos cruzamos con un pickup lleno de tipos con armas de las que salen en la tele. Se ha de recordar que la zona, aunque habíamos comprobado durante días que no era tal, es considerada de peligro de terrorismo. Resumiendo los 3 segundos: nos dan el alto, corte de respiración, cierre de esfínteres y poros, los granos de arroz montados en el chanco tratan de abandonar mi estómago, pasaporte a los güevos, perdida de oxigeno en el cerebro, mirada a ver si se bajan, mierda, se bajan, se acercan al conductor…uuufffff, son del ejercito. Echan un vistazo, nos piden documentación, les enseño el carnet de conducir y les explico qué hacemos aquí, otro vistacillo, y concluyen: todo perfecto. ¿Todo perfecto? Sólo le faltó decir, si no tienen lanzacohetes o cadáveres a bordo, pueden continuar ustedes 8 haciendo rally por la selva.

Por suerte, así destacable hasta Tarapoto, sólo nos quedaba cruzar este enorme puente, en el que tuvimos que bajarnos del coche y cruzar luego lo hiciera él, ya que estaba en las ultimísimas. Es todavía un enigma para mí, por qué la inmensa mayoría de los puentes en Perú son naranjas.


Fijaos como tienen que cruzar los vehiculos pesados 


Y esta fue la prueba de choque, pero aún nos esperaba la de resistencia. Con los culos achatados tras 8 horitas de caminos infernales, llegamos al ansiado Tarapoto (según Lonely Planet: lugar polvoriento y lleno de insectos). No pudimos a penas comprobarlo, porque nada más llegar nos enteramos que sólo había billetes para Chiclayo en el bus que salía en una hora y media, y para más INRI, no tardaba las supuestas 10 horas, sino que serían 18!! Imaginar nuestras caras, bueno mejor verlas.


Total, venda a los ojos y lo que sea. Compramos comida y bebida y al bus. A mi favor he de decir que fue una gran oportunidad de demostrarle al mundo mi gran habilidad  para dormir en condiciones inhóspitas, y no la desaproveché. Recién montados en el bus empezó a llover de lo lindo, evidenciando las deficiencias estructurales del vehículo mediante una bonita cascada desde el techo al pasillo. Le estaba empapando la pierna a un pobre hombre, que reaccionaba con la típica cara de: ¿Yo?, ¿a mí?, algo así como la cara que pones cuando te tropiezas en el metro y simulas esa falsa normalidad. Pues yo, con cascada, culo-plancha, y el estrés postraumático, si no dormí 16 de las 18 horas del viaje, Esperanza Aguirre es trigo limpio.


Y al fin, llegamos a Chiclayo. Esta, como la mayoría de ciudades en Perú, es de arquitectura pobre. Pobre en cuanto a medios y paisajísticamente hablando. O sea que visitamos la plaza de armas, el mercado, y poco más. La playa nos llamaba.


Y en mitad del caótico tráfico que se da en las ciudades de considerable tamaño en Perú, compruebas como la moda no tiene ni edad ni bandera. Este joven ha optado por una pamela de la última colección de Ágata Ruiz de la Prada.



Así que sin más demora cogimos una combi (furgonetas de transporte comunitario líder en el Perú) para las playas de Pimentel. El record a día de hoy son 24 personas en estas furgonetillas, telita.


Nos instalamos directamente en un sitio que aparecía en la guía como tranquilo y refugio de mochileros. Y así era, tanto que hasta daba el aspecto de campo de refugiados.


Disfrutamos de 2 días de relajante playita, viendo atardeceres en el Pacifico, leyendo, paseítos…


En la playa de Pimentel vimos por primera vez las famosas barcas de totora.


Un día hicimos un mapa del mundo al revés dibujado en la arena, porque habíamos estado hablando de eso, de por qué el mundo es así y no al revés, y se acercaron unos simpáticos niños a los que estuvimos enseñando geografía. 


También jugamos al ¿Charlie?, ese juego de casillas en el suelo, en el que tiras una piedra a una casilla y debes ir hasta el final del recorrido a la pata coja sin pisar la casilla en la que está tu piedra. Muy divertido.
Una noche, nadie del pueblo quería llevarnos de vuelta a las cabañas (estaba como a un kilometro) porque decían que estaban atracando y les robaban hasta el motocarro, mal rollito. Al final, un apuesto joven tuvo la valentía de enfrentarse al "camino de la playa".
En el hospedaje probamos por primera vez los ricos tamales, pasta de maíz con pollo cocinado envuelto en una hoja. Mas ricos que sus primos los juanes, que son similares pero con arroz en vez de maíz.


Y el viaje continua, seguimos hacia Máncora. La salida del campo de refugiados nos recuerda donde estamos ahora, en el desierto.


Y a los pocos metros nos encontramos con el dueño del hospedaje, quién nos llevó en su pickup hasta la combi para ir a la terminal. ¿Qué tendrá eso de montarte en un remolque que da gustico?


Máncora es un pueblito con la playa más turística de Perú. Nos alojamos en un sitio barato y rápido a mojarnos el culo antes de que anochezca.
Allí conocimos a 3 hippies. Uno era más autentico, y los otros dos sólo discutían si Iquitos era más original que Pucallpa, o al revés. Un poco cansinos los tipos.
Dinámica parecida a la de Pimentel. En uno de esos paseítos nos pita un policía y nos dice que ir más para allá donde deja de haber hoteles es peligroso. Esta puede considerarse la tónica general de este mes de viaje, gente intentando protegernos de todo con bastante frecuencia, como si hubiera malos por todas partes, o los gringos fuéramos todos tolais. No es que seamos imprudentes, o vayamos de valientes por la vida, es que realmente exageran un poco con este tema.
Máncora es la Panamericana con casas a ambos lados y la playa, bastante maja por cierto. Dicen que es el lugar del eterno verano.


Y la Panamericana, en algunos tramos, es como una carretera comarcal española, y de las chavacanas. Aquí estamos sobre ella en la genial noche donde apareció el lema: "Gringo Estar"


Un día le pasamos en la playa de las pozas. Es una playa que está como a 500 metros de la de Máncora, con la diferencia de que tiene kilómetros y kilómetros de una preciosa playa escoltada por casas-mansión. El Miami de Perú. Ese día comimos riquísimos sándwiches crocanti preparados en la playa, todo un clásico.


Paseando por la playa nos cruzamos con un caballero la mar de elegante. Ahí va! Si soy yo!

Pasamos Noche Buena, la primera lejos de casa, en un restaurante en el que ese día no había ido el cocinero y se la estaban jugando los camareros y supongo que un pinche. Nos avisaron de que debido a esta excepcionalidad nos tocaría esperar más y nos regalaron unas cervezas a cambio. Al final resultó que el pinche aprende muy rápido, cenamos como señores.


La salida de Máncora...

Tensión superficial (Primera entrega)

En física, se denomina tensión superficial de un líquido a la cantidad de energía necesaria para aumentar su superficie por unidad de área.
Creo que este concepto puede ayudar a ilustrar las sensaciones que he tenido durante el viaje que a continuación narro. Es como las valientes gotas que sobresalen del vaso de agua, pero debido a las fuerzas que las unen a las de abajo no llegan a caerse. En mi caso, y a diferencia con lo que ocurre en el vaso, en el cual el aire ejerce una muy baja fuerza de atracción sobre el agua,  la afinidad que he sentido hacia los lugares, gente y experiencias ha sido importante. Pero por otra parte, resulta que las fuerzas que existían con mis capas inferiores, las que  he ido llenando estos 25 años, han logrado que ese vaso no desborde. Ahora siento que está llenísimo, pero ha sido sumar sin derramar, una experiencia muy constructiva y enriquecedora, sin llegar a enloquecer por injusticias, diferencias o la incorporación de nuevas preguntas a esa lista que parece nunca para de engordar.
Espero beban cómodamente, y no duden en dejar sus gotitas cuando salgan.

¡Qué no! Os prometo que no he enloquecido...

Pequeña presentación de los 5 personajes principales de esta historia (los secundarios, asociados y cameos a destacar se irán presentando solos):
- Rubén (Rulo), compañero de la escuela, y con el que he organizado todo esta experiencia desde Madrid. El hace su proyecto en el Valle del Colca.
- Marta, compañera también de la escuela, que hace su proyecto en Tingo María.
- Mar, ex compañera de la escuela, que realizó su proyecto en Tingo María el año pasado, donde se enamoró de Franco, y con el cual volvió a vivir a Tingo, hasta hace 2 semanas que se han mudado a Huánuco.
- Franco, el peruano en cuestión, estudió zootecnia y nuestro contacto con población local en las 2 semanas selváticas.

Bueno, entrando ya en materia, el vuelo fue largo y cansado, nada a destacar. Vale, que era la primera vez que cruzaba el charco y avisaros que el aeropuerto de Panamá no tiene zona de fumadores, no te cambian monedas y no puedes salir a la calle, vamos que es una encerrona.

Empezamos en Lima. Ciudad mega ruidosa y sucia, con un desorden tremendo y con bastante miseria en las calles. Ya nos habían avisado de que no valía la pena quedarse demasiado, aunque todos los peruanos se mueren por acabar allí. Pero aún así he de reconocer que tiene su “aquel”.

Aquí empezaban los superdesayunos a los que he acostumbrado a este cuerpo serrano. Tostadas, frutas tropicales en jugos (zumos), cafés, mates de coca (ni te despierta) y hasta arroz con pollo he llegado a desayunar.

¿Alguién ha pensado en el Fari chupando limones?

¿Y qué haces después de desayunar recién llegado al Perú? Te bajas a ver el Pacífico. Esta es una vista de Miraflores, el barrio más pijo de Lima desde un entrante al Océano.


Luego, a la plaza de armas de Lima, con sus enormes balcones, de lo poquito arquitectónicamente bonito de la ciudad, a mi entender. Unas gringofotos y continuamos con el paseo.


Moviendote una cuadra ya ves una de las barriadas de Lima, esta se ve desde el centro, pero cuando sales de la ciudad te pasas más de una hora viendo esto como único paisaje.


Aquí tenéis la cara B, Miraflores, el barrio más adinerado de la ciudad. Si algo define a Lima son estos contrastes. Gente rica conduciendo todoterrenos, en medio de calles llenas de serranos, hacia los cuales hay bastante racismo. Lo que salva a Miraflores es que tiene la única casa del fumador del Perú, uno de los poquísimos lugares donde encuentras tabaco de liar. Todo un detalle para los que fumamos a la antigua, ¿o a la moderna?.


Huyendo de la opulencia, nos vamos a dar un paseíto por Barranco, el barrio más chulo de Lima, según nuestra experiencia. Tranquilo, muchos parquecitos, y buenos bares y cafés.


Y aquí está el mejor café del mejor barrio, donde ejecutamos la ya clásica jugada del: ¿te importa si saco el café a la puerta?, vamos a fumar...


Y después de un café y un cigarrito...vale! y después de eso...a relajarse al mar.


Tranquilos, también hubo jarana (me encanta que también aquí utilicen este término). De izquierda a derecha: Rubén, Marta, yo y Joseph, un amigo de Franco, al que llamó para que nos guiara un poquito por la noche limeña. Un muy buen trabajo.


En síntesis, los 3 días en Lima, trámites, lo justo de turismo y partimos hacia Tingo María.

Tingo María estaba descrito en las guías como lugar de paso a Pucallpa o Iquitos. Incluso te aconsejaban ni parar. No sé que habrá en esos lugares, pero los entornos de Tingo María son algo así como acojonantes. Lo que llaman ceja de selva, pura selva cubriendo una orografía montañosa. Sin duda, vale la pena verlo. Y según llegábamos con el autobús, nuestros ojos empezaban a deleitarse.


Quizá, si vienes de recorrer medio mundo, esto no te sorprenda. A mí, que venía de La Mancha profunda en pleno Diciembre, como que me dejó extasiado.

A continuación, os presento la casa de Marta, y donde nos alojamos durante esa semana. Nos dejaron un cuarto para los dos, bueno pagando 5 soles (3'7 soles=1€).


¿Y qué se hace al llegar? Prepararse un buen desayuno. Guacamole, chifle (plátano verde frito, riquísimo) y tu matecito. Y a ver qué pasa fuera!





Tienen un patio, que bien podían llamar finca, con mangos, paltas (aguacate), plátanos, cocos, entre otras especies vegetales...Una de las vistas de bonanza a la peruana: 


Y aquí está Belmira, que vive con Marta, y la cual pertenece a la etnia amazónica de los Shipibo, aunque lleva ya más de 4 años en Tingo. Le acompañan Alican y Draco.


Alican me hizo sentir seguro. Durante 5 días tuvimos una gran relación. Le acariciaba la cabeza, se me arrimaba, hacía bien de Canelo. Pero un día, acariciándole la oreja, me pegó un ladrido de no te menés, más bien de meneate rápido, y ahí acabó esta dulce y efímera historia de amor.


 Y como curiosidad de este jardín-finca os presento a Isabel:


Isabel es un achuni, hija de achunis, e hijos estos, de más achunis. Si es que lo que no pase en la selva...

Y dando una vuelta por Tingo, comprobamos lo que es una ciudad de selva. La arquitectura es de estilo neocutre, con influencias del postchavacanismo más trasnochado. La ciudad está completamente invadida por los bajaj, motocarros importados de India, que sirven de transporte así como de ingresos extra para la mayoría de la población.


Se puede observar cómo, donde se acaba una calle, empieza lo que viene siendo...pura selva!!

Los mercados, al igual que en la gran mayoría del Perú, son sitios cubiertos, angostos, y repletos de gente, olores y colores. Además, de todo se entera uno en estos lugares, creo que muchas de las tenderas son a la vez corresponsales encubiertos de la agencia EFE...


He de reconocer, que mi primera experiencia en un mercado, que no se ha vuelto a repetir, no fue tan bonita como pinta. Narro los tres primeros fotogramas percibidos por mis ojos: ¡Mira qué de fruta!¡Cuánta gente!¡Mira que rata-gato trepando de puesto en puesto!

Pero los mercados no acaban en sus muros, todas las calles circundantes estan plagadas de puestos callejeros. Simplemente, dentro no caben todos.


Y saliendo a los alrededores de Tingo, como decía, existen lugares fetén. Multitud de charquitas y cascadas en las que bañarse


Esta es la charca de la cueva de las pavas, muy lindo lugar para mojarse el culo, en mitad de un angosto valle selvático. Sugerente vamos...eso sí, repelente de mosquitos a tutti.
Estos días conocimos por ejemplo a Ruso. Un ingeniero agrónomo que trabaja para una empresa del sector, y que acaba de fundar además la suya propia. "Juego sobre seguro", repetía continuamente "les vendo micronutrientes a los agricultores, y si no notan las mejorías, me llaman y les devuelvo el dinero". Se le iluminaba la mirada contándotelo, y por lo visto el tipo está haciendo plata. Te preguntarás por qué le llaman Ruso, y es que estudio en un colegio donde aprendió ruso, ahí lo llevas.

Aquí estamos de izquierda a derecha: Franco, Ruso, Mar (al fondo), Marta (al frente) y yo, tomando lo que llaman "los tragos de la selva". Son bebidas de elaboración casera, a base de alcohol, néctares, polen y distintos tipos de mieles. Muy buenos y dulcecitos, eso es lo peligroso...pero con ellos no tuve ningún problema.
Mis compañeros fueron testigos de mi toma de contacto con el Pisco, primera y única hasta el momento. Pisco Sauer, pisco con tónica, chelitas (cervezas) al ritmo de la selva (sólo un vaso, te sirves, le pasas la botella al siguiente, bebes dejando un culito, lo tiras para limpiar tu babilla, y le pasas el vaso al que te sujeta la botella), unas cumbias mal bailadas y de repente, como que me mareo. ¿Qué cosas verdad?


Lo que no estaba en el plan era acabar cabeza gacha durante dos horas sintiendo una auténtica y aplastante imposibilidad para levantarla, un poco trágico para un tipo de mi clase.

Un día de resaca, y al siguiente, día agronómico. Comenzamos yendo a la chacra (finca) del padre de Franco, que estaba como a 40 minutos.  La ida la hice en moto con Franco (suena como un remake de "diarios de una motocicleta", pero en cine gore), y la verdad, con esos paisajes se te quedaba la boca seca, vamos que se te abría... 


Nada más llegar, nos enseño el vivero de plantón de cacao que tienen listo para plantar.


Y justo detrás del vivero, y sin previo aviso del patrón...nos topamos con el edén. Tengo sospechas de que los españoles, cuando buscaban "el Dorado", un lugar maravilloso y lleno de riquezas, pasaron por aquí ciegos a vino, y no se dieron cuenta de lo que tenían ante ellos.


Esas plantitas sobre las que piso, es coca. En Perú es legal para el consumo en fresco o en mates. Sin embargo, esta región, es uno de los lugares donde se cultiva para el narcotráfico (no es este el caso, tranquilos). Por eso está considerada por el gobierno como región de riesgo de terrorismo.
Nosotros fuimos tranquilos, ya que Franco y Mar ya nos habían explicado la situación real. De hecho Franco trabajaba para el ministerio del interior como agente de desarrollo rural, ayudando a los agricultores que quitan (o se les arrasan) los cultivos de coca. 
Un poco la historia de siempre, al gobierno le interesa colocar a unos malos que te den titulares, y logros para tu campaña. Es cojonudo que le arrasen sin más el medio de vida a un agricultor en Perú, y al farlopero españolito que se pone hasta las patas para ver la tele, si le pillan los civiles, lo máximo es que le multen. Por no hablar de todo el tráfico consentido...
No es que defienda el cultivo de coca con estos fines, ni mucho menos. Pero que países occidentales subvencionen el envío de cientos de militares a la región, me parece una pantomima. El occidental sabe que no es la forma de solucionar el problema, pero a Perú le conviene tener unos terroristas a los que arrasar la tierra. 
Reconozco que en ocasiones, aunque me hubieran explicado, aclarado, y hasta yo hubiese comprobado en terreno que ese peligro no era real, la cantidad de controles, medios y personal militar en la zona, me creaban un cierto nivel de inseguridad. Paradójico, ¿no?
Podría introducir todo el tema de Sendero Luminoso, pero nos estamos alejando de nuestro asunto, El Berenjena haciéndose el Pizarro.

Aplicado a mi estancia, no es que no sea un problema para esta región, pero no del calado que lo pintan. Un ejemplo que yo veo bastante ilustrador, es el hecho de que la gente te hablaba del terrorismo con normalidad en los taxis, bares...,si la gente tuviera miedo, ¿se van a poner a hablar con el gringo del tema?

Volviendo a la chacra... Bajamos la pendiente que en la anterior foto se atisba a mi frente, hacia donde tienen las diferentes plantaciones. Y ya sabéis que a mi, con la emoción, también me entra la tontería...


Muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucha tontería....


Eso sí, cuando llegamos a las plantaciones y comenzaron las explicaciones, yo me vuelvo un alumno interesado y atento, bueno, esto segundo al 90%...En la siguiente foto vemos como, al notar un objetivo clavado en mi oreja, me desvío de la explicación que Franco nos servía gentilmente sobre las plantaciones de cacao en ladera. 


Nos dirigimos hacia otra zona de la chacra, no olvidando mirar bien al suelo, te puedes encontrar víboras peligrosas, del género de Esperanza Aguirre.


Allí vemos cultivos de piña por ejemplo. La piña ya ha sido recolectada de la parte superior de la planta.


Cultivos de plátano, con su curiosa parte final en los frutos, en forma de...rabo de dinosaurio, por ejemplo.


Y volvemos a pasar por un cultivo de coca recién implantado. La coca se cultiva en laderas, y ha sido acusada de causar gran parte de la erosión en estos suelos, aunque hay bastante discrepancia entre los estudiosos. Huele un poco a intereses por ambas partes. 


La coca y el cacao suelen ir asociados a otros cultivos de mayor porte, ya que prefieren zonas sombreadas. Aquí vemos a la coca junto a las plataneras.

En la siguiente foto vemos un afloramiento de dolomías, material geológico predominante en toda la región, junto a unas plantitas de coca.


Es interesante el tema de los suelos en climas tropicales. Viendo los paisajes que anteriormente mostraba, volveréis a creer que estoy loco si os digo que los suelos tropicales son de los más pobres del planeta. Pues así es.
Los altísimos niveles de precipitación hacen que sean suelos extraordinariamente lavados, muy altos en aluminio y hierro, que son tóxicos para las plantas, y por contra, carentes de elementos tales como calcio, magnesio, fósforo o potasio. Además la parte de suelo con relativa fertilidad es muy somera.
Para complicar más la situación, los suelos tropicales son ácidos, con lo que se dificulta la absorción por las plantas de los nutrientes presentes.
Consecuencia de esto, es que la inmensa mayoría de los nutrientes se encuentra en la parte aérea del ecosistema. Y es por eso, que cuando se tala una zona de bosque tropical, es casi imposible devolverla a su estado inicial.

Y diréis, ¿para qué nos da esta chapa?
1: Porque la dolomía es una piedra básica, y se utiliza en toda la región para el encalado de los suelos, mejorando el pH  y el contenido en algunos nutrientes de estos, y generando una pequeña industria alrededor de su procesado y distribución.
2: Para que miréis de donde viene la madera cuando la compréis. No dejéis que los pesetas acaben con edenes como este. 

Después de tanto paseo y proselitismo, un descansito para observar de nuevo el paisaje.


Madre del amor HERMOSO!!

Y dos curiosidades más antes de salir de la chacra de Franco. 
La primera es la colocación de los esporangios (estructuras que albergan las esporas en la fase "2n") de este helecho.


Y la segunda, es comentaros lo riquísimo que esta la parte mucilaginosa que envuelve las semillas del cacao, mmm qué rico mama!!


Siento comunicaros que después de la chacra de Franco, fuimos a la de Pancho, un compañero suyo de trabajo, que lo tiene montado más a lo grande en el pié de valle. Trataré de no liarme en exceso, lo prometo. Si alguien de la tropa agrognoma quiere más información, ¡¡pues que mire en los libros!!


Aquí os presento a la Pancho's crew:


El padre de Pancho nos mostró lo que producían, todo en ecológico, con su correspondiente explicación.
El producto estrella de esta chacra es lo que llamaban los microorganismos eficientes, que él mismo reproducía en cubas, y que aseguraba que eran capaces de descomponer la materia orgánica en 15 días. No me quedé 15 días para comprobarlo, pero si es cierto, este tío tiene el negocio del planeta entre sus manos.


De ahí nos enseño la plantación combinada de plataneros y cacaos


Aquí podemos ver un detalle del injerto que hacen a los cacaos de variedades más productivas


Aparte, a algunos cacaos le hacen injertos superficiales de ramas, obteniendo así distintas variedades del mismo pié de planta


 Y al ladito de esta misma planta pudimos ver los microorganismos eficientes en acción sobre material vegetal muerto. Si te apuras, se les ve comiendo como locos...


El cultivo de plátano no es sólo curioso por el "rabo de dinosaurio". Aunque no lo parezca, es una planta herbácea, que se reproduce a partir de rizomas que se han creado a raíz del enrollamiento de las hojas perdidas anteriormente. La planta tiene su etapa con mayor producción hasta los 5-6 años según nos contaba, así que van seleccionando los rizomas que serán la futura plantación, vamos, que se va moviendo.


También tienen frutales. Mezclados con otros cultivos normalmente, a modo de agroforestería. Esto es una papaya en mitad de un maizal.


Y también  tienen maracuyá (o fruta de la pasión), que es una planta trepadora. Desde que llegamos a Perú Rubén y yo, nos hemos hecho adictos a los jugos, y el de maracuyá...grrr, salivo.


Por último, os muestro la crianza de cuyes. Son como hámster grandes, y un plato típico de la gastronomía peruana. 

 

Con los excrementos de estos cuyes alimentan un modesto y rudimentario biodigestor, el cual sólo tiene que renovar cada 3 meses


Mirar que dura y absurda pueda ser la vida de un cuy. Con sus excrementos alimentan el biodigestor, en el cual se genera biogás, en suficiente cantidad como para alimentar la cocina durante 3 horas diarias, y en la cual ellos son cocinados y devorados por 4 gringos. Y encima, a mí me dejo un poco frío. No me gustaría estar en su pellejo.


Continuará...